(Entrevista publicada en el diario La Verdad al director del proyecto Irriman Life, Alejandro Pérez Pastor)

Alejandro Pérez Pastor, profesor de la Escuela de Agrónomos de la UPCT, es el investigador principal del proyecto europeo Irriman Life+ para lograr buenas cosechas en áreas con riego deficitario. La iniciativa no se limita a una finca experimental, sino que se sostiene sobre su aplicación real en hasta 15.000 hectáreas de regadíos de Jumilla, Córdoba y en torno a Molina de Segura.

¿Se puede aprovechar aún mejor la poca agua que hay?
Sin lugar a dudas hay mucho más margen. En la Universidad, donde trabajamos con muchísimas empresas del Sureste español, vemos que todavía es posible optimizar el agua de riego mucho más. ¿Cómo? A través fundamentalmente del uso de información. Es posible saber a través de sensores qué cantidad de agua de riego por goteo puede acoger el suelo para que las raíces la tengan fácilmente disponible y la absorba en cuanto el cultivo lo necesite.

¿Se trata de poner la gota de agua en el lugar exacto?

Las raíces ya van donde está el agua, así que es más bien facilitar el acceso de esa agua que se pone a disposición del cultivo. Este tipo de sensores mide la humedad de forma continuada y nos da información para optimizar el agua y que ninguna se pierda por debajo de las raíces.

¿Cuánto más podemos reducir el uso de agua?
Estamos consiguiendo ahorros del 20, del 30 y del 40%. Hay momentos fenológicos del cultivo en los que no es necesario aportar las cantidades que admite la FAO. Es lo que se denomina «riego deficitario».

ALEJANDRO PEREZ PASTOR / FOTO LA VERDAD /P. Martínez Rodríguez

¿En unos años se podrán reducir las necesidades de agua hasta en un 40%?
Ya lo hacemos en muchas fincas y hay otros muchos lugares donde se puede hacer.

¿Ya se aplica en la Región?
Por supuesto que sí.

¿En qué medida?
Eso es difícil decírtelo. Es verdad que la tecnificación del riego en la Región es muy elevada, pero todavía hay mucho margen de maniobra. Hay muchas empresas que no utilizan ningún tipo de sensor o no lo hace adecuadamente para optimizar esa agua.

¿Más o menos de la mitad?
Más de la mitad, sí. Falta mucha concienciación todavía. La estamos adquiriendo por la falta de agua del trasvase, la problemática de los pozos, la problemática del Mar Menor,… La gente se está concienciando de que hace falta optimizar el agua de riego.

¿Eso se traduce en más fondos para investigar?
Los fondos públicos para investigación están en claro descenso desde hace muchos años. Lamentablemente los políticos no apuestan por la I+D. Las empresas sí están invirtiendo, no a una gran velocidad, pero tienen una cierta concienciación, son realmente las que están pasándolo mal. Hay grandísimas empresas que ahora sí están dando el paso de sensorizar sus riegos, por ejemplo.

¿Es caro hacerlo?
Cada vez es más barato. Es verdad que el suelo es muy heterogéneo y harían falta bastantes sensores, pero al menos en puntos concretos con problemas se pueden colocar dos o tres sondas y extrapolar esa información al resto de la finca. Hay empresas que por 200 euros al mes los colocan, asesoran, e indican la programación de riego semanal. La superficie total depende, pero por lo menos el agricultor se va posicionado para optimizar más agua porque está trabajando con universidades, con centros de investigación… No solo es aportar el agua que el suelo es capaz de retener realmente, sino que también, como he dicho antes, se trata de saber el momento fenológico del cultivo y reducir más el agua en el suelo hasta someter a la planta a cierto estrés hídrico. Hay muchísimos estudios, muchos de ellos salidos de la Escuela de Agrónomos de UPCT, en los que se evidencia que esto beneficia al producto.

¿Darle a la planta menos agua de la que pide puede ser beneficioso?
No es que pueda, es que lo es. Incluso para la posterior conservación del producto. No podemos permitir, por ejemplo, que salgan de aquí productos que pierden peso en el transporte porque están inflados de agua.

¿Al tener menos agua se pierde menos calidad?
Claro. El que haya menos agua en el fruto no significa que tenga menos tamaño, y le permite aguantar mejor el transporte y conservarse más. Cuanto más turgencia tenga el fruto más microgrietas tendrá en la superficie y ellas pierde agua y entran hongos. Con menos agua se mejora la calidad fisicoquímica y su actitud para la conservación posterior. Además, ahorramos la energía empleada en los riegos, que a veces es muy cara, e incluso propiciamos que el suelo emita menos CO2.

¿Ya lo puede aplicar cualquier agricultor?
Hay empresas en Murcia que asesoran, que venden, que arrendan, es decir, que ayudan al agricultor a programar el riego, que les dan esa información que suministran los sensores, o indicadores, con el conocimiento de investigadores de entidades como el Imida, el Cebas y la Escuela de Agrónomos de la UPCT.

¿A qué nivel tecnológico estamos?

En esta zona con el menor índice de agua de toda España es donde más se produce. Con esto te respondo. A nivel tecnológico de riegos estamos muy por encima del resto de España, y el país está muy por encima del resto del mundo. Acabamos de firmar una cátedra tecnológica con la plataforma Agritech compuesta por 14 empresas punteras. Es decir, en la Región hay una plataforma iniciada por el Info (Instituto de Fomento), en la que ahora también está la UPCT, dedicada a estas tecnologías. La empresa está cada vez más concienciada de que debe estar con la universidad. Eso es fundamental. Ese binomio universidad-empresa hay que fomentarlo ya de una vez por todas. Hay que establecer un vínculo a medio y largo plazo en el cual las dos se van a beneficiar.

¿En el futuro llegarán otras técnicas que mejoren esto?

Por supuesto que llegarán otras técnicas. La tendencia siempre es a utilizar cada vez menos agua.

Enlace a la entrevista en la web de La Verdad:

http://www.laverdad.es/murcia/201705/30/riego-deficitario-puede-ahorrar-20170530013530-v.html